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Una mala noticia para el ciclismo

La potenciación de la Federación de Cicloturismo de España en mi opinión no es una buena noticia para el ciclismo en general, la división debilita y perjudica a todos (cicloturistas, ciclistas de competición, de marchas ciclodeportivas y no competitivas, clubs, federaciones, etc.) pero también debería hacer reflexionar a más de un dirigente federativo por cuanto en ocasiones, con mucha razón, el colectivo cicloturista se ha sentido menospreciado pese a representar entre el 70 y 80 % de los ingresos federativos por licencias

Con ser un aspecto importante, no creo que la problemática respecto del cicloturismo se deba circunscribir únicamente y exclusivamente a las marchas. El cicloturismo es algo más, no es sólo la práctica del ciclismo no competitivo sino una filosofía de salud, ocio, relaciones, etc., en definitiva de vida misma, que va más allá de las marchas como las conocemos y que nuestras (fijaros que digo nuestras a conciencia) federaciones no han sabido captar viéndolo (al cicloturismo) como un pozo de donde financiarse sin aportarles prácticamente nada y hasta en ocasiones depreciándolo y que sólo cuando el “maná” del dinero público se ha retraído es cuando, ante el riesgo de perder parte del pastel de ingresos, se han empezado a interesar pero con una mentalidad antigua, ambigua y ciclodeportiva, sin aportar grandes beneficios para el auténtico cicloturista con una pasmosa carencia de visión de futuro.

Respecto de las marchas a nadie se le escapa que son en su inmensa mayoría, salvo honrosas excepciones, unas competiciones encubiertas sin los requisitos estructurales que una competición precisa y que a la mayoría de sus protagonistas como son los ciclistas, clubs organizadores, empresas, federaciones y otras instituciones les ha interesado favorecer y hasta amparar, por mucho que resulte un auténtico “fraude de ley”.

A algunos ciclistas porqué les permite competir sin un nivel mínimo de exigencia previa, a los clubs por qué les permite organizar grandes pruebas sin el corsé obligacional de la competición (y hasta competir con otro tipo de organizaciones más dinámicas como triatlón, duatlón, etc.), a ciertas empresas porque en la apariencia de ser una actividad deportiva, se les ha permitido montar un lucrativo negocio e incluso en ocasiones, con la dejadez federativa, montarlo al margen de las mismas (federaciones) que no les ha interesado denunciar su existencia alegal (competición), por cuanto ellas están permitiendo lo mismo con sus clubs y otras instituciones (sobre todo públicas). Todo ello no deja de ser una forma de realizar ciertas actividades en territorios huérfanos de eventos.

Creo que en las mal llamadas “marchas” se agudiza la necesidad de regular para evitar agravios comparativos y arbitrarios pero sobre todo para diferenciar las que son marchas competitivas y de las que no lo son y aquí las federaciones no sólo tienen la competencia sino la responsabilidad, sobre todo si huyen del nominalismo (las cosas son lo que son al margen de como queramos denominarlas) para regular el realismo de la competición en la actualidad muchas veces encubierta bajo denominación de “marchas”.

Por José Maria Caroz

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